Indefectiblemente cuando se hace cualquier retrospectiva, uno no puede dejar de arrepentirse de algunas cosas. A veces lo decimos muy bajito y solamente lo escucha nuestro subconsciente; otras veces hasta lo escribimos. Pero en todo caso, siendo un poco sinceros con nosotros mismos, siempre tenemos esas astillas de arrepentimiento en diferentes ámbitos. Este cuento tiene que ver con el ámbito profesional, aunque está bastante influído por otros ámbitos en mi vida. Siempre sentí fascinación por lo lógico que se sentía programar. El poder entender las cosas de manera tan cristalina; de estar tan seguro que una cosa iba a funcionar muchísimo antes de que se pusiera la primera línea de código. Todas las piezas de lego se encuentran ante tus ojos y, con la ayuda de unas cuantas teclas puedes moverlas y ponerlas juntas, separarlas, volverlas dinámicas, cambiarles absolutamente todo. Es tan poco natural el ver el potencial de creación y no hacer nada. Así que lo más normal es ponerse a h...
blaps, bleps, grips, troks, glugs, etc...